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lunes, 2 de abril de 2012

 Masoneria en Venezuela

La historia de Venezuela está estrechamente ligada a la historia misma de la Masonería. Desde antes de la Independencia, la Masonería viene jugando un papel importante en la libertad y progreso del país. Los orígenes de la Masonería Venezolana se encuentran, casi simultáneamente, en La Guaira, en 1797, con la llegada de cuatro masones españoles, de tendencia liberal, que incorporan a varios venezolanos a la actividad masónica, y en Londres, en 1798, con el establecimiento de la Gran Reunión Americana, fundada por el Precursor Francisco de Miranda, a través de la cual –y de las Logias Lautarinas que fueron sus sucursales–, muchos venezolanos se incorporaron a la actividad masónica. Más tarde, entre 1811 y 1818, nacen las primeras Logias en Cumaná, Carúpano y Angostura — que más tarde, en 1846, se llamó Ciudad Bolívar– y donde se encuentran las primeras actividades concertadas en torno a los principios libertarios y humanistas de la Masonería. Sin embargo, avanzan los estudios respecto de que las primeras Logias habrían funcionado en la Isla Margarita desde 1807, sin que hasta la fecha se haya podido confirmar la valiosa documentación disponible. Desde entonces, la Masonería Venezolana juega un papel de primera importancia en la vida nacional, marcada por una lucha continua por las ideas emancipadoras, por un esfuerzo sostenido en pro de la independencia y por sostener el régimen republicano, permanentemente amenazado.


os grandes inspiradores. Los grandes inspiradores y actores de la emancipación venezolana fueron masones: Bolívar, Miranda, Bello, Simón Rodríguez y Sucre y todos los que, luego, participan en la dirección de la Venezuela republicana son, también, miembros de la Masonería: Páez, Vargas, Soublete, José Tadeo y José Gregorio Monagas, Julián Castro, Manuel Felipe Tovar y Tovar, Falcón, Guzmán Blanco, Linares Alcántara, Crespo, Andueza Palacio e Ignacio Andrade. De 15 Presidentes que tuvo Venezuela en el siglo pasado, 13 pertenecieron a la Masonería. Las dictaduras que durante el presente siglo afectaron gravemente a Venezuela, ejercieron una constante perturbación de la Masonería, lo que explica que en el presente siglo solo figura un Presidente de la República como miembro de la Institución, el ilustre y notable venezolano, Raúl Leoni Otero.






Masones en el Panteón Nacional. Como testimonio de la entrega masónica a la vida nacional, los restos de 37 masones se encuentran hoy en el Panteón Nacional, el templo en el cual el país ha querido inmortalizar a sus más importantes servidores: Lisandro Alvarado, Raimundo Andueza Palacio, Francisco Aranda, Juan Bautista Arismendi, Francisco de Paula Avendaño, Andrés Bello (cenotafio), José Francisco Bermúdez, Andrés Eloy Blanco, Rufino Blanco Fombona, José Félix Blanco, Simón Bolívar, Luis Brión, Manuel Ezequiel Bruzual, Juan José Conde, Lino de Clemente, Manuel María Echeandía, Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán, Tomás Lander, Francisco Linares Alcántara, Mariño, Francisco de Miranda (cenotafio), José Gregorio y José Tadeo Monagas, Juan de Dios Monzón, Daniel Florencio O’Leary, José Antonio Páez, Juan Antonio Pérez Bonalde, Judas Tadeo Piñango, Luis Razetti, Simón Rodríguez, José Tomás Sanabria, José Laurencio Silva, Carlos Soublette, Antonio José de Sucre (cenotafio), Diego Bautista Urbaneja y José María Vargas. Faltan que se cumplan los decretos Presidenciales de 1875 y 1899 de repatriar y trasladar al Panteón Nacional a los Presidentes de Venezuela Manuel Felipe Tovar y Tovar y Antonio Guzmán Blanco, cuyos restos se encuentran en los cementerios de Epinay y Passy de París, respectivamente, y quienes fueron grandes servidores de Venezuela y distinguidos miembros de la Masonería.


 


La Gran Logia de Venezuela. La Masonería Venezolana fue fundada el 24 de junio de 1824. Dos meses antes, el 21 de abril, en presencia del Comisionado Especial, Joseph Cerneau, calificado joyero e intelectual francés, de 61 años, se dieron los primeros pasos de la instalación, en Caracas, de uno de los centros masónicos más importantes de ese tiempo. Su primer Gran Maestro fue uno de los fundadores de la República, el distinguido abogado, de 42 años, Diego Bautista Urbaneja Sturdy. Hijo de Barcelona, pertenecía a una de las familias de más antigua y respetable figuración en el oriente del país. Como Vice-Presidente de la República, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ministro o comisionado de Bolívar, el Gran Maestro Urbaneja siempre fue considerado como “probo, leal, patriota, siempre modelo de civismo”





























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